La palabra judaísmo se refiere a la religión, la tradición y la cultura del pueblo Judío. Es la más antigua de las tres religiones monoteístas más difundidas (junto con el cristianismo y el islam), conocidas también como «religiones del libro» o «abrahámicas», y la menor de ellas en número de fieles. Del judaísmo se desglosaron, históricamente, las otras dos religiones.
Aunque no existe un cuerpo único que sistematice y fije el contenido dogmático del judaísmo, su práctica se basa en las enseñanzas de la Torá, también llamada Pentateuco,
compuesto, como su nombre lo indica, por cinco libros. La Torá o el
Pentateuco, a su vez, es uno de los tres libros que conforman el Tanaj (o Antiguo Testamento, según el cristianismo), a los que se atribuye inspiración divina.
Juega también un papel importante, en la práctica religiosa, la tradición oral. Según las creencias, fue entregada a Moisés
junto con la Torah y conservada desde su época y la de los profetas. La
tradición oral rige la interpretación del texto bíblico, la
codificación y el comentario. Esta tradición oral fue transcrita, dando
nacimiento a la Mishná, que posteriormente sería la base del Talmud
y de un enorme cuerpo exegético, que se desarrolla hasta el día de hoy
por los estudiosos. El compendio de las leyes extraídas de estos textos
forman la denominada Ley Judía o Halajá.
El rasgo principal de la fe judía es la creencia en un Dios omnisciente, omnipotente y providente, que habría creado el universo y elegido al pueblo judío para revelarle la ley contenida en los Diez Mandamientos y las prescripciones rituales de los libros tercero y cuarto de la Torá.
Consecuentemente, las normas derivadas de tales textos y de la
tradición oral constituyen la guía de vida de los judíos, aunque la
observancia de las mismas varía mucho de unos grupos a otros.
Otra de las características del judaísmo, que lo diferencia de las
otras religiones monoteístas, radica en que se considera no sólo como
una religión, sino también como una tradición y una cultura.
Las otras religiones trascienden varias naciones y culturas, mientras
que el judaísmo se considera la religión y la cultura concebida para un
pueblo específico. El judaísmo no exige de los no judíos unirse al
pueblo judío ni adoptar su religión, aunque los conversos son
reconocidos como judíos en todo el sentido de la palabra. Asimismo el
judío ha sido comisionado por sus escrituras a ser "luz a las naciones" y propagar el Monoteísmo Ético
por todo el mundo. La religión, la cultura y el pueblo judío pueden
considerarse conceptos separados, pero están estrechamente
interrelacionados. La tradición y la cultura judía son muy diversas y
heterogéneas, ya que se desarrollaron de modos distintos en las
diferentes comunidades, y cada comunidad local incorporó elementos
culturales de los distintos países en los que vivieron los judíos a
partir de la dispersión.
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